Ver Mary Poppins debería ser obligatorio para cualquier terapeuta.
Una persona que sabe leer motivo de consulta aparente y el motivo de consulta latente.
Que sabe que debe promover cambios en la dinámica familiar completa y no solo en el “paciente identificado”
Que entra a la vida de su paciente sin cambiar sus rutinas, sin dar “tips” o “herramientas útiles” sino mostrando diferentes significados de la experiencia cotidiana.
Que no toma decisiones sino que invita a pensar en otras opciones.
Que sabe reirse de si misma, y que conecta con la gracia y la alegría.
Que reconoce que muchas veces no sabemos qué decir y que la palabra más adecuada es supercalifragilisticuespialidoso.
Que usa como nadie la intervención paradójica, recetando aquellas conductas más sintomáticas al punto de crear condiciones para pensarlas nuevamente.
Que sale de la vida de sus pacientes sin hacer ruido, cerrando un ciclo cuando las metas se han cumplido, sin extenderse más de lo necesario.
Mary Poppins no es una “niñera”, Mary Poppins es un espejo curioso, que crea imágenes de nosotros mismos insospechadas, inusuales, transgresoras pero posibles…
Si ejerces una profesión de ayuda, date un tiempo para ver Mary Poppins…
Mary Poppins es mi película favorita del infancia. No me canso de ella y siempre estaba tan encantada por la frescura y la irreverencia de ese personaje. Tengo la impresión de que es la primera película que vi, a conciencia, a los 5 años en el antiguo Cine Prensa de la Avenida Andrés Bello.
Nunca pensé en ella como reflejo de un buen terapeuta, pero me encanta verlo así. Linda metáfora. La tengo que volver a ver, seguro a mi VM le encantará.
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VM la amará… es un personaje entrañable. Intemporal. Mítico… recientemente vi Saving Mr Banks, la viste?
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Ni idea sobre esa película. Tocará buscarla para las vacaciones 🙂
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