¿Emigraste?: Evita la comparación
Comprender el país de destino comparándolo con el de origen nos dificulta apreciar la diferencia y nos invita a denigrar aspectos que simplemente no son comparables.
Desde hace años practico la no-comparación, como una convicción casi espiritual. Fue una decisión que tomé conscientemente cuando comprendí que, tal y como ocurre con todas las comparaciones, el resultado solía ser insuficiente y no era satisfactorio. Quedaba siempre un sabor agridulce. Aquí cuento cómo lo hago y lo saludable que ha resultado.